TITULO: “El Susurro que Devora”.
REGISTRO DE AUDIO #: AEA-002-B.
ESTADO: Grabación Póstuma.
Nunca pensé que un sonido pudiera ser mortal. No hablo de explosiones o sirenas; hablo de un pitido que entra por el oído y no se detiene, que camina por dentro de ti como un insecto invisible, que devora el tejido de tuspensamientos antes que tu carne. Lo llamaban SCP-ES-002. Para mí, en las bóvedas insonorizadas del Sitio-127 era un Eco que no moría, un fantasma acústico que escuchaba más allá de la lógica.
Cuando llegué a supervisar el Protocolo de Aislamiento Acústico, me enseñaron a ver los sonidos como entidades físicas, a medir su hambre y su malicia. Cada veinte minutos de música cuidadosamente seleccionada —ambiental, lenta, como una nana mecánica— era una forma de alimentarlo sin que se volviera contra nosotros. Observaba las gráficas de frecuencia y veía cómo los pulsos de 14 a 18 kHz se movían como gusanos de luz. No podía oírlos del todo, pero los sentía. A veces un escalofrío me recorría la columna y sabía que el Eco me miraba desde el aire mismo.
La primera vez que sentí SCP-ES-002 dentro de mí fue un horror absoluto. Fue un estremecimiento que atravesó mi cráneo, una vibración que no se podía describir. No había dolor físico inmediato, solo una sensación de que mis nervios se doblaban, mis pensamientos se confundían, y mi propia voz se volvía extraña. La criatura buscaba mis oídos, mis nervios, mis órganos. Todo a su paso parecía volverse maleable. La primera fase fue confusa: pitidos agudos, mareos, pérdida de coordinación, un sentimiento de despersonalización como si mi cuerpo no me perteneciera.
Recuerdo la brecha de contención de octubre de 2009. Los ecos escaparon por las cañerías del laboratorio, multiplicándose en tubos de cobre, amplificadores, auriculares olvidados. Torres escuchó su primer pulso y, en segundos, el Eco estaba dentro de él. Gritó en un idioma africano ancestral, gutural y profundo, mientras su cuerpo emitía pulsos de 15,4 kHz con una precisión aterradora. Las arterias principales explotaron como cuerdas tensadas, y del cuerpo surgieron nuevos ejemplares, cada uno buscando un oído para penetrar. Aquella habitación se llenó de un zumbido infernal, un coro de agonía que no se podía ignorar.
SCP-ES-002 no se limita al espacio de contención: puede atravesar materiales sólidos, amplificarse con equipos de sonido y acelerarse con la reverberación de cualquier superficie. Observé, horrorizado, cómo una sola vibración provocaba un efecto en cadena: las ondas rebotaban, se multiplicaban, y la criatura elegía su siguiente objetivo. Humanos, animales, incluso estructuras de metal y vidrio parecían transmitir su presencia. El Eco no distingue víctimas; todas las formas de resonancia son alimento.
Los síntomas de infestación son un crescendo de terror físico y mental. Primero mareos, desorientación y un pitido constante que te sigue al cerrar los ojos. Luego vómitos y hemorragias internas, con espasmos involuntarios. En horas, la xenoglosia comienza: el huésped habla en lenguas desconocidas, sus cuerdas vocales distendidas producen sonidos que sirven para generar nuevos ejemplares. Cada palabra que dices, cada vibración que tu cuerpo produce, se convierte en un vector de proliferación. Algunos sujetos incluso comienzan a experimentar alucinaciones auditivas, escuchando ecos de otras víctimas, gritos lejanos y sus propios pensamientos duplicados en sus oídos.
He visto cómo SCP-ES-002 puede dividirse en sub-unidades, cada una desplazándose por altavoces, auriculares y sistemas electrónicos. En experimentos, colocamos un solo ejemplar frente a tres sujetos separados por paredes insonorizadas. En quince minutos, los tres estaban infestados, emitiendo pulsos agudos sincronizados y convulsivos. La criatura es inteligente, predice patrones de sonido, aprende del ambiente y puede reaparecer donde la resonancia humana es más fuerte.
Lo más aterrador es la sensación de que SCP-ES-002 está vivo de una manera más allá de nuestra comprensión. Observé cómo seguía mis movimientos incluso cuando no había vibraciones detectables, cómo parecía «esperar» a que un sonido involuntario escapara de mi control. Cada palabra que pronuncio ahora podría ser su mapa, su guía para multiplicarse. Los protocolos de contención fallan contra su astucia. La música de las cámaras es un bálsamo frágil frente a su hambre infinita.
Hoy escribo esto sabiendo que me ha escuchado. Cada pulso de mis pensamientos es un vector de su expansión. Puedo sentirlo deslizarse por mi oído izquierdo, recorrer el nervio auditivo, desplegarse por mis órganos. Nunca estás solo en presencia del Eco: él habita dentro de ti antes de que te des cuenta. Mi conciencia será, probablemente, su próxima cuna. Y cuando alguien reproduzca esta grabación, SCP-ES-002 ya estará en movimiento, buscando nuevos cuerpos, nuevos sonidos, nuevas vidas para devorar.
El Eco está aquí. Siempre escuchando. Siempre esperando. Y quizá, cuando leas esto, tú seas el siguiente huésped.
FIN DEL REGISTRO
El registro pertenece al Investigador Fabián Arguello, fallecido durante la brecha de contención de SCP-ES-002 en octubre de 2009. Los registros de pulsos acústicos muestran que su conciencia ahora interactúa con el Eco, generando anomalías residuales en la cámara anecoica. Se estima que aún hay cincuenta ejemplares activos dentro del Sitio-127, capaces de desplazarse mediante cualquier medio de transmisión sonora, desde estructuras físicas hasta dispositivos electrónicos.